Desde los comienzos en el año 1991, Juan Miguel de Vega, un hombre inquieto que profesó una enorme fe en lo que hacía y que, acostumbrado a los desafíos, buscó la innovación permanente; tuvo como principal objetivo recuperar las tradiciones campestres y queseras del mundo.
Con la pasión y el amor que ponía a su oficio siempre demostró cómo a través del trabajo intenso, el esfuerzo y la imaginación, se pueden obtener los mejores resultados.
Por eso, basándose en un sistema de producción artesanal y utilizando leche entera de las mejores vacas de la región pampeana, recreó cada producto artesanalmente.
“Nuestros productos son el fruto de la experiencia de cuatro generaciones dedicadas a la industra láctea”.